lunes, 20 de agosto de 2012

Un bombero de Aluche encargado del descenso de la Virgen de la Paloma

Cada 15 de agosto, un bombero de la Hermandad de Bomberos de la Virgen de la Paloma, se encarga de hacer descender el cuadro que representa a la Virgen de la Soledad, conocida popularmente por los madrileños como Virgen de La Paloma, la más querida de Madrid. Este año el honor es de Fernando Martínez, un bombero de Aluche de 59 años.

El descenso del cuadro, que se encuentra a siete metros de altura y pesa casi 80 kilos, se hace con la ayuda de cuerdas, arneses, una escala y donde la mayor dificultad reside en no dañar ninguno de los múltiples adornos que tiene el retablo.

Son los bomberos quienes se proponen ellos mismos para descolgar el lienzo, y en marzo, en una reunión, se decidió que fuer Fernando Martínez. Tras esta decisión, llega el turno de los ensayos. Hay dos: uno entre mayo y junio, y otro en julio.

La costumbre de que sea un grupo de bomberos el que realiza esta dificultosa tarea tiene casi un siglo de antigüedad. La primera ocasión ocurrió en 1923, cuando varios feligreses pidieron ayuda a efectivos de este Cuerpo, que hacían maniobras cerca de la Gran Vía de San Francisco, para bajar el cuadro de la Iglesia de San Pedro el Real, conocida como la de La Paloma y situada en la calle de Toledo nº 98, y sacarlo en procesión.

La devoción a la Virgen de La Paloma surgió en el siglo XVIII, cuando unos niños encontraron en un viejo corralón un lienzo que representaba a una mujer con ropas monjiles y un rosario en las manos. Los chavales jugaban con el retablo en el solar donde hoy se levanta el templo, hasta que una devota, Isabel Tintero, compró la pintura, la reparó por su cuenta y la colocó en su portal, en la calle de la Paloma. De este modo comenzó el culto a la Virgen.

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